La Asociación Española de Amigos del Libro Infantil yJuvenil dedica el número 28 de la revista Lazarillo a Hans Christian Andersen.
Es un número monográfico que se centra en algunos aspectos
de la vida y la obra del escritor danés, entre los que destacan su viaje a
España en 1862 (artículos de Alicia Muñoz y Noelia Álvarez Díaz), reflexiones
sobre algunos de sus cuentos (Montserrat del Amo y María Isabel Molina),
comparación entre El patito feo de
Andersen y El vuelo del águila de
Pontoppidan (José María de la Torre) y algunas ideas y estrategias para contar
los cuentos de Andersen (Ana García Castellano).
La revista está salpicada por ilustraciones de varios artistas, como Esperanza León, Ester García, Tesa González, Paz Rodero, Mónica Gutiérrez, Juan Ramón Alonso y Emilio Urberuaga.
La revista está salpicada por ilustraciones de varios artistas, como Esperanza León, Ester García, Tesa González, Paz Rodero, Mónica Gutiérrez, Juan Ramón Alonso y Emilio Urberuaga.
Me ha gustado especialmente el texto de Ana Gª Castellano,
que se centra en tres relatos del escritor danés (El patito feo, La princesa y
el guisante y El traje nuevo del
emperador), para hacer algunas interesantes recomendaciones a la hora de,
como dice ella, contar con, no para, quien está escuchando: la actitud,
los comentarios al margen, los anacronismos, el humor, el lenguaje, el tono de
la voz, los gestos… De su artículo reproduzco un breve fragmento que ilustra la
relación entre cuentista y público:
Todos estos recursos mencionados son guiños al que escucha que, insisto, sin desvirtuar la historia, ubican a la joven, al joven, en el sentido real que tiene lo narrado, sacándolo un instante de su contexto histórico. Por supuesto, esto es una ventana que abrimos para que puedan mirar con más claridad lo que se esconde dentro del cuento. Pero los que tienen que asomarse son ellos, los alumnos. Y el paisaje que hemos de mostrarles es el del cuento, y ningún otro que nosotros hayamos inventado.
Ahí termina nuestra función. Nunca podemos pretender extenderla al color del cristal con que cada uno lo mire y, por supuesto, a la conclusión que cada uno saque de todo ello.
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