jueves, 23 de enero de 2014

Libros que me gustan


Maravillas
Brian Selznick
Edición: SM, 2012
Traducción: Ana H. de Deza



Siguiendo la senda abierta con La invención de Hugo Cabret, Brian Selznick nos cuenta Maravillas combinando texto e imágenes. Son dos historias paralelas que transcurren con cincuenta años de diferencia. En una, la textual, Ben, un muchacho sordo, emprende la búsqueda de su padre, a quien no conoce, y llega a Nueva York. En otra, la gráfica, Rose, una muchacha sorda, huye de la casa donde está recluida con la intención de reunirse con su madre, una cantante que está actuando en Nueva York. La primera historia transcurre en 1977, la segunda, en 1927, y ambas confluyen en la última parte de la obra, haciendo que todas las piezas encajen y el conflicto planteado se resuelva.
Ambas son historias de búsqueda y de conocimiento, con el problema de la sordera como complicación añadida, lo que hace del viaje una aventura mayor, permite mostrar la difícil situación de integración de las personas afectadas y sirve para la utilización de una herramienta estilística de extraordinario valor narrativo, un cuaderno; en él, además de preguntas y respuestas concretas para salir del paso, se cuentan historias y se reúnen datos relacionados con las vidas de los personajes; es decir, un cuaderno que se convierte en un libro escrito por los propios personajes.
Los problemas de sordera de Ben y Rose no son únicamente instrumentales, sino que se convierten en un estigma que los limita y convierte realmente en personas minusválidas (el caso de Rose es el más evidente); pero ellos son inteligentes, tienen recursos y encuentran a personas dispuestas a saltarse esa barrera injusta y pacata para ayudarlos.
Son elementos clave en la novela el espacio y el tiempo. El espacio, o los espacios, tiene dos vertientes: el geográfico, formado por las ciudades y pueblos por donde circulan los personajes (Gunflint Lake, en Minnesota, Hoboken, en Nueva Yersey, y Nueva York), y el Museo de Historia Natural de Nueva York, con dos salas en concreto: un diorama de Gunflint Lake y una maqueta de la ciudad. El tiempo, o los tiempos, también tiene diferentes valores; por un lado, el tiempo histórico sirve para hacer referencia al nacimiento de los museos, un elemento clave en la obra, y para mostrar la evolución en la situación de las personas sordas en la sociedad; por otro lado, el tiempo narrativo enlaza de forma amena y eficaz dos acciones separadas por cincuenta años, y ve rota su linealidad con la alternancia de texto e imagen, aumentando así el interés y la emoción de la historia.
Las ilustraciones, muchas (más de 460 indica la solapa del libro) y a doble página, están hechas a lápiz y secuencian la historia de Rose seleccionando y desarrollando con habilidad la información sobre su aventura. Destaca el empleo del zoom para dar dinamismo y hacernos pensar, de nuevo, en el cine.
Si La invención de Hugo Cabret es un homenaje al cine y a Georges Méliès, Maravillas se convierte en algo parecido para los museos y las personas sordas, con Manhattan al fondo.


Pinchando aquí podéis ver la ficha de SM, con un booktrailer y los primeros capítulos del libro.


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