Una
gran verdad
democrática
y conquistada es
que
en lo más profundo,
en
lo más recóndito del corazón
de
la casa consistorial
hay
siempre un botón rojo disponible
para
todo vecino agraviado
por
el edil.
Apretarlo
es fácil y su efecto inmediato.
Lo
difícil es
hallar
el pasillo que seguir
y
atreverse a ello
prescindiendo
de sus mismas armas…
(o
sus mismas almas, no estoy seguro)
(Carlos Lapeña: Panorama y rendija. Adeshoras, 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario