Cuando
el funcionario frotó la botella de agua mineral sin gas
y
el humo azulado se convirtió en un genio
y
el genio agradecido le informó que tenía el deber de pedirle un deseo
y
el funcionario sin pestañear dijo alto y claro
“tener
un buen gestor”
y
el genio afirmó “sea”,
desperté
convencido de la inútil, frustrante, labor de la fantasía
en
materia de administración pública, joder.
(Carlos Lapeña: Panorama y rendija. Adeshoras, 2013)
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