martes, 27 de septiembre de 2016

El lenguaje de Menéndez Salmón



El corrector
Ricardo Menéndez Salmón
Booket, 2010


Los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid sirven a Vladimir, escritor voluntariamente retirado y corrector en activo, para reflexionar sobre su vida y su obra, por un lado, y sobre el uso infame que el poder hace de los medios y del lenguaje, por otro. La estupefacción ante la violencia se combina con el dolor y la cotidianidad, y fruto de esa mezcla es esta novela corta que sirve para que Vladimir recupere su condición de escritor y la reúna con la de su actual oficio para afrontar algo que no es posible corregir: la realidad en su versión más cruda y la mentira más infame.
Mediante su capacidad analítica y crítica, y en alternancia con sus cuestiones personales y editoriales,  Vladimir va desgranando la jornada terrible y repasando las apariciones en los medios de los políticos de turno, las diferentes teorías que se van exponiendo, la malintencionada manipulación de la palabra que aplican quienes detentan el poder.
El repaso que hace del uso del lenguaje por parte del poder y su relación con los artistas y el arte, centrándose en algunos casos concretos (Platón, Virgilio, Constantino el Grande, George W. Bush, Juan José Ibarretxe, Arnaldo Otegi -el capítulo VIII es rotundo-, Aznar, Acebes...) no tiene desperdicio y con breves pinceladas nos ofrece un panorama bastante interesante, a la ver que preocupante.

Una de las muchas perlas que nos deja Vladimir/Ricardo en esta novela corta:
El escritor es la persona que analiza "esa mierda" [en referencia a una frase de Bush padre aludiendo a los conflictos en oriente próximo] abstracta que el político derrama sobre los mapas. Y en esa meticulosa y no siempre placentera lección de escatología, en ese arduo proceso para desentrañar los detalles que hacen que "esa mierda" sea lo que es, y no otra cosa, es donde el escritor encuentra su mayor premio: la dignidad.


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