martes, 20 de diciembre de 2016

El Oeste de Johnson


Sueños de trenes
Denis Johnson
Edición: Literatura Random House, 2015
Traducción: Javier Calvo



A principios del siglo XX, el Oeste americano está en pleno proceso de transformación. El ferrocarril irrumpe en el paisaje de forma impactante y a su alrededor se agitan personas, bosques y poblados que, directa o indirectamente, lo acompañan en su avance y su influenia. Robert Grainier es uno de esos hombres. Es un tipo normal y corriente, trabajador, apocado, con todas las papeletas en su bolsillo para no pasar a la historia por nada relevante, ni siquiera para tener una vida interesante más allá del contexto en que le ha tocado vivir. Ya desde el principio entrevemos el tipo de persona que es cuando el narrador nos revela que "le pasaba a menudo que su mujer pensaba más deprisa que él". Y a mí, como lector, se de disparan las alarmas: "esto me va a gustar". Y página a página voy conociendo mejor a Robert Grainier y, efectivamente, lo incorporo a mi galería de personajes relevantes en mi memoria lectora.
Está casado con Gladys, de salud delicada, y es padre de una niña, Kate, de apenas cuatro meses de vida. En seguida, la tragedia invade su vida y la de la comunidad donde viven. Un incendio devasta el valle. Ni bosques, ni río, ni ferrocarril se libra del poder nefasto del fuego. Grainier se queda solo, pero sigue adelante, rabajador incansable, y pasa de jornalero en el tren a leñador y a transportista. Con un par caballos y un carro lleva y trae mercancías y pasajeros. Reorganiza su vida, reconstruye la cabaña en el mismo lugar donde estuvo la primera, calcinada, y va cumpliendo años de forma tan modesta y simple como su persona.
Me ha deslumbrado esta novela corta. Me ha entusiasmado el estilo preciso, visual y aparentemente sencillo del autor (sin tener nada que ver, me ha recordado al Jesús Carrasco de Intemperie). Me ha impresionado la relación que se establece entre civilización en plena explosión y naturaleza inprevisible e incontrolable. Me ha emocionado el papel del hombre (del ser humano en general y del protagonista en particular), en medio, mostrando también una doble vertiente, la social, con la implicación en la materialización del desarrollo y la convivencia, y la personal, en la que debe enfrentarse a sí mismo y buscar su ubicación en ese espacio natural que le trasciende y supera. Y me ha dejado completamente rendido la manera elegida para rematar a historia.

Una joya que os recomiendo, descubierta gracias a Luis Rodríguez, quien me la recomendó a su vez a raíz de la reseña que hice de su también gran novela corta Novienvre (y que podéis leer pinchando aquí).



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