jueves, 15 de octubre de 2009

Curiosidad monstruosa: antes de


Se va a estrenar la película Donde viven los monstruos, realizada a partir del álbum homónimo de Maurice Sendak. Es un clásico indiscutible de la literatura infantil, publicado en 1963, nada más y nada menos, y me parece un claro ejemplo, quizá el mejor ejemplo que recuerdo, de la perfección que se puede alcanzar en la elaboración de un álbum, con una interrelación admirable entre texto e ilustraciones y entre ilustraciones y soporte, que narra una historia de validez universal -o mejor dos: la relación madre-hijo y la imaginación como evasión- y lo hace de forma sencilla, breve y directa, tan atractiva para los lectores infantiles como para los lectores adultos, porque en dos frases retrata el mundo adulto y el infantil cuando chocan y muestra el poder de la imaginación para evadirse del castigo. Las ilustraciones no se limitan a acompañar al texto, sino que van cobrando importancia y autonomía y cobran vida sobre la hoja de papel, saltando barreras, rompiendo límites, llenando por completo la mente del niño que juega, suprimiendo incluso las palabras en el momento álgido de la historia. Me pregunto: ¿reflejará este aspecto la película de algún modo?

A título de curiosidad, la película está dirigida por Spike Jonze (El ladrón de orquídeas, Cómo ser John Malkovich, entre otras) y producida por Tom Hanks; mezcla animación por ordenador con muñecos reales... Pero no es ésta mi inquietud, sino esta otra: uno de los aciertos del álbum -y de la mayoría de los buenos álbumes: Nadarín, Los tres bandidos, A qué sabe la luna, etc.- es la precisa brevedad del texto, así que me vuelvo a preguntar: ¿cómo lo alargará la película para hacerlo si no más, al menos algo interesante?

Y otra cosa más. En el álbum hay un detalle escalofriante, una brevísima intervención narrativa que da un giro monstruoso, literalmente, a la historia: cuando Max decide regresar, los monstruos le piden que se quede y, en un momento dado, le dicen: "Por favor no te vayas -te comeremos- te queremos tanto..." Ese "te comeremos" acotado, dicho por lo bajini, rompe con el tono amable y juguetón que hasta entonces tiene la aventura de Max, esa sola expresión me parece extraordinariamente expresiva, dramática y, lo dicho, monstruosa. Me pregunto por última vez: ¿reflejará ese detalle la película?

Hablaremos después de verla.

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