jueves, 17 de diciembre de 2009

Libros que me gustan



Fue un amor a primera vista. Acabábamos de inaugurar la Biblioteca Gloria Fuertes de Parla cuando descubrimos este álbum. En seguida supimos que era ideal para contarlo a los niños que viniesen a conocernos... ideal para contarlo y para "jugarlo" con ellos, pues la historia es propicia a la participación, repartiendo entre los niños los papeles de los diferentes animales que aparecen en el cuento. Desde entonces hemos contado este cuento a cientos de grupos y me atrevo a decir que se ha convertido en la mascota oficiosa de la biblioteca.

Para quienes no la conozcan, la cebra Camila vive en el lugar más ventoso del mundo y un día pierde siete rayas de su piel, por no hacer caso a los consejos de su madre. Emprende un triste camino en el cual se encuentra con distintos animales que la ayudarán ofreciéndole unas rayas alternativas. Así, Camila irá recuperando la alegría y acabará siendo la cebra con las rayas más alegres y surtidas de que se tiene noticia. Incluso su madre participa positivamente en esta aventura de amistad, colaboración y crecimiento.

Teresa Núñez cuenta la historia con cuidada sencillez, utilizando la rima con sutileza para hacer más entrañable y simpática la peripecia de Camila, quien va intercambiando sus lágrimas una a una por nuevas rayas, para acabar viéndose tan guapa...
con un anillo en la pata,
un caminito de plata,
un lindo remiendo azul,
una puntilla de tul,
una cuerda de violín,
un gran cordón de botín,
una cinta en la melena
y ni una gota de pena.


Sobre las ilustraciones de Óscar Villán no pienso decir nada, porque basta con admirarlas (la cara de Camila forma parte ya, junto con la del pato de Kitamura y otras que iré desvelando, de mi colección "rostros inolvidables de libros infantiles igualmente inolvidables").









La cebra Camila
Marisa Núñez
ilustraciones de Óscar Villán
Kalandraka, 1999



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