VOLVER A CASA
Los sompatas temen repetir situaciones, pero al mismo tiempo les gusta recrearse con las cosas que los emocionan. Así, cuando los padres de un sompata se mudan a la nueva casa del hijo, sin que el hijo los haya invitado a mudarse, éste piensa: “esto de vivir con mis padres ya lo he vivido antes y no me gusta vivir algo que ya he vivido antes”; pero también piensa: “oh, mis padres, cómo quiero a mis padres, qué alegría siento al verlos”.
Y como no es capaz de distinguir cual de los dos sentimientos es el más poderoso, entre contrariado y emocionado, decide emanciparse de nuevo.
Esta vez, el sompata no se muda a una casa nueva, sino que regresa a la casa de su infancia y su dependencia, y lo hace con la solemnidad del viaje iniciático, con la emoción del regreso a los orígenes; vuelve al momento de su vida en que descubre que la aventura comienza para siempre. Y en esa casa vivirá hasta que tenga algún hijo que, quizá, se emancipe y se construya otra casa...
Los padres sompatas rejuvenecen con las mudanzas y disfrutan de cada nueva residencia como niños.
Dibujo de Anthony Fernández, alumno de 4º curso del colegio Isabel la Católica de Pinto.
Los sompatas temen repetir situaciones, pero al mismo tiempo les gusta recrearse con las cosas que los emocionan. Así, cuando los padres de un sompata se mudan a la nueva casa del hijo, sin que el hijo los haya invitado a mudarse, éste piensa: “esto de vivir con mis padres ya lo he vivido antes y no me gusta vivir algo que ya he vivido antes”; pero también piensa: “oh, mis padres, cómo quiero a mis padres, qué alegría siento al verlos”.
Y como no es capaz de distinguir cual de los dos sentimientos es el más poderoso, entre contrariado y emocionado, decide emanciparse de nuevo.
Esta vez, el sompata no se muda a una casa nueva, sino que regresa a la casa de su infancia y su dependencia, y lo hace con la solemnidad del viaje iniciático, con la emoción del regreso a los orígenes; vuelve al momento de su vida en que descubre que la aventura comienza para siempre. Y en esa casa vivirá hasta que tenga algún hijo que, quizá, se emancipe y se construya otra casa...
Los padres sompatas rejuvenecen con las mudanzas y disfrutan de cada nueva residencia como niños.
Dibujo de Anthony Fernández, alumno de 4º curso del colegio Isabel la Católica de Pinto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario