En esta versión del cuento hindú, sabemos desde el principio que hay un elefante y los tres hombres ciegos que pasan por allí se dedican a investigar cómo es. En esta ocasión, los hombres se empecinan y se quedan sin conocer la verdadera forma del elefante.
Me llaman la atención dos aspectos de este álbum. Por un lado, las ilustraciones de Claudia Rueda, a lápiz, que combinan el esquematismo más simple con el dibujo más elaborado, en la misma ilustración, lo cual da al álbum una nota de originalidad expresiva muy interesante. Por otro lado, el final del relato, donde nos sorprende el texto invadido por el homeoteleuton, a modo de moraleja fonética, que cierra la historia de forma más o menos acertada, aunque, en cualquier caso, también original:
Con mucha imaginación y bastante obstinación, los tres ciegos se alejaron continuando su discusión dejando al elefante indiferente a la conclusión.
Tres ciegos y un elefante. Ilustraciones de Claudia Rueda. Imaginarium, 2002.
Con mucha imaginación y bastante obstinación, los tres ciegos se alejaron continuando su discusión dejando al elefante indiferente a la conclusión.
Tres ciegos y un elefante. Ilustraciones de Claudia Rueda. Imaginarium, 2002.
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