martes, 26 de octubre de 2010

MIGUEL HERNÁNDEZ

Treinta y un años, del 30 de octubre de 1910, al 28 de marzo de 1942. Treinta y un años vertiginosos y dramáticos, extremos e imprevisibles, configurados con las líneas de un tiempo implacable que dibujan un curioso mapa vital de trayectos y estancias. De Orihuela a Madrid, del campo a la cárcel, de las cabras a los cabrones, del amor a la guerra, del crucifijo a la hoz, del templo a la calle, de Sijé a Neruda, de Perito en lunas a Cancionero y romancero de ausencias, de la poesía a la poesía, de la vida a la muerte, de la muerte a la vida… A una edad en que algunos todavía no habíamos aprendido a bregar con nuestras ideas, él ya había dominado las suyas. A una edad en que algunos proyectábamos nuestra vida, él ya vivía la suya, con todo el amor y todo el dolor y toda la duda y toda la fuerza. Y conmigo, su amiga la Calamidad, al acecho: la muerte de un hijo, una guerra, una huida frustrada, la cárcel, una condena a muerte, conmutación de esa pena por treinta años de prisión… Pero no puede ser, me dije, esto lleva demasiado tiempo, hay que abreviar. Así que sustituí los treinta años por dos escasos de cárcel en cárcel, Palencia, Ocaña, Alicante, y con la ayuda del tifus, para no eternizarnos, le inoculamos la tisis y una pleuresía. Adiós, Miguel, buen viaje. Compréndelo. Compréndeme. A tu ritmo, de vivir más años, podrías convertirte en un serio problema de propaganda antifascista y en otro más serio aún de jerarquía poética. Y no podía ser. Mejor así, no te parece, con Federico en el otro lado, cantando seguirillas y haciendo cucamonas desde el escenario, bajo la mirada atenta de don Antonio, más serio y formal. Así se despeja el ambiente aquí, en este lado, y se ordena mejor la cosa, sin vuestras mentes turbadoras; por no hablar de los dilemas que te evito: crecer, elegir, madurar, cometer errores, ser el velador y no el velado... Y no me odies, sabes que en el mundo del arte morir joven es garantía de una larga vida. Y así es, Miguel, larga vida.

Ilustración de Carlos Gonçalves.


4 comentarios:

M.S.E. dijo...

Me ha gustado mucho.

M.S.E. dijo...

Me ha gustado mucho.

Odal Orto dijo...

Me alegro y espero verte más veces por estos parajes verdes.

Citopensis dijo...

Pedazo de texto e ilustración.