sábado, 11 de febrero de 2012

Disfraces


El hombre invisible. Dalí, 1929

Si tradicionalmente la explosión de originalidad y sarcasmo en la fiesta del carnaval es proporcional a la mala situación social, ya sea por opresión totalitaria, ya sea por circunstancias circunstanciales, este año debíamos habernos salido con los disfraces y los eslóganes, porque se nos acumulan los motivos en un continuo sin fin. Yo dudaba entre varios disfraces que creía ocurrentes a la vez que elegantes. El de “Maldita crisis en sí misma”, que aprieta y ahoga y no para. El de “Maldita crisis en forma de medidas gubernamentales”, que aprietan, ahogan y cabrean al 99% de la población, incluido más de un votante pepero que se las creía felices y con perdices; medidas que cabrean a todos excepto a los banqueros, los empresarios, la Iglesia y un señor que pasaba por ahí; medidas que surten el efecto contrario para el que han sido adoptadas, pero que parecen ser las únicas posibles en este occidente nuestro; medidas que afectan a los salarios, a los impuestos, a los contratos, a las ayudas… a quienes trabajan o necesitan servicios, pero no a quienes negocian, a quienes defraudan, a quienes evaden, a quienes medran, a quienes intimidan… El de Gallardón, que nos devuelve a los años de los vuelos furtivos a Londres. El de Mato, que nos vende la moto de una sanidad selecta. El de “Wert tres en uno como el aceite oportuno”, que limpia fija y da esplendor al citius altius fortius que aprende el ABC y olé. El de Aguirre y Botella, las gemelas de oro, compartiendo modelito, genio y figura. El de “PSOE intentando renacer de sus cenizas” y logrando solo un leve lavado de cara, sin usar jabón siquiera. El de “Ayuntamiento okupado por alkalde y ekipo inkapaces”, pero impunes. El de “Jueces que juzgan a jueces que quieren juzgar delitos infames”. El de “Sensación de un país destrozado por alguien que no soy yo, legión”, y sin pagar por ello un céntimo. El de Indignación. El de Protesta. El de Negación. Pero al final ha ganado el de “No disfraz”, que ya no me quito en todo el año.



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