La Historia que sigue es una historia tan verdadera como antigua... ¿Cómo? -os preguntaréis- ¿Cómo sé que una historia tan antigua es verdadera o me la acabo de inventar? Pues bien, si tan poco os fiáis de mí, os lo diré: la historia la encontré en la biblioteca del sabio Frestón, que como bien sabéis no contiene nada que no sea verdadero. Dudar de mi historia sería como dudar de que el hombre ha llegado a la Luna o, qué sé yo, como si dijerais que dos más dos no son cuatro, sino ¡cinco o seis!
Por lo tanto, dudar de mi palabra sería como si reconocierais, vosotros mismos, que sois unos "tontos ignorantes".
Alberto Pérez: Los fabricantes de montañas (Algar, 2010)
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