La profesora alemana Bettina Kümmerling-Meibauer publicó hace unos años la obra en dos volúmenes Klassiker der Kinderund Jugendliteratur: ein internationales Lexikon (Metzler, 1999) (Enciclopedia internacional de clásicos de la
literatura infantil y juvenil). En ella analiza la friolera de 534 obras infantiles y juveniles de 65 países, y fruto de su análisis establece los 8 criterios para determinar si un libro merece ser considerado clásico.
La revista
CLIJ los difundió en castellano (nº 174, septiembre 2004, pág. 51) y yo os los reproduzco aquí de manera resumida.
Según Kümmerling-Meibauer, una obra sólo requiere tres de estos criterios para ser incluida en su selección de clásicos.
- Innovación: servir de modelos para otros.
- Representatividad: ser importante en un país o un género.
- Valor estético
del lenguaje: aportar nuevas
formas lingüísticas, calidad en la reproducción del lenguaje de los
chicos.
- Sencillez: transparencia o adaptación apropiada a la
psicología del destinatario.
- Representación
de la experiencia que el niño tiene del mundo: ser convincente al mostrar el mundo interior y
las reacciones del niño.
- Fantasía: integración coherente de lo fantástico y lo
realista.
- Polivalencia: permitir varias interpretaciones tanto en el
desarrollo de la trama como en el desenlace.
- Cross-writing: el libro gusta a otros lectores diferentes a
los previstos.
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