Este poema no está escrito después de visitar Lisboa en septiembre, ni durante la visita. Lo escribí unos días antes de volver a ella, imaginándola, lleno de emoción y ganas.
La fotografía sí es del viaje.
LISBOA
Bella Lisboa,
vieja,
como el libro heredado
del abuelo,
de bordes gastados
y páginas amarillentas,
tiempo,
y de interior tan rico,
tan nuevo siempre,
como el río incesante
mente
compañero,
espejo
no de una fachada oblicua,
sino de los poemas
que como sin querer,
como dejándote,
evocas y reflejas.
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