martes, 18 de noviembre de 2014

La sensación y el futuro


Lógicamente, ignoro cómo reflejarán los documentos futuros esta etapa crítica y convulsa en que llevamos sumidos, de momento, siete años, pero me gustaría poder saber cómo nos veremos a nosotros mismos dentro de, por ejemplo, veinte años. ¿Cómo se entenderán los incumplimientos sistemáticos de un programa electoral, hasta ahora sagrado, por parte del gobierno del PP? ¿Se sustituirán los programas electorales por acuerdos financieros? ¿Cómo se verán la precarización laboral, el aumento de la pobreza, la ruptura del contrato social? ¿Se hablará de intento de desmantelamiento de la sanidad pública?¿Y de la educación pública? ¿Se habrá consumado? ¿Se habrá puesto coto a la corrupción? ¿La clase política se habrá regenerado? ¿Habrá descendido de su eminencia y se habrá instalado al nivel de la calle, junto al pueblo del que es representante, con sus mismas obligaciones y con mayor ejemplaridad? ¿Habrá conseguido Podemos o Ganemos o Sumemos o Castremos cambiar algo? ¿Instalarse en el panorama político y hacer de la perspectiva social la vara de medir la política no sólo española sino europea? ¿Habrán cambiado las relaciones de poder los lobbies financieros? Porque hoy, la sensación de caída libre y descontrolada, de desmoronamiento integral, de saber prostituido el sistema democrático, el “menos malo” de los sistemas, de haber sido estafados, completamente timados, por los partidos políticos en todos los estamentos y a todos los niveles, de tener la certeza de que no hay político bueno si no revienta la cabeza del compañero indecente y exhibe su cuerpo putrefacto en la plaza pública... Hoy, la sensación, digo, es de rabia, indignación, tristeza infinita… Insoportable.



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