jueves, 17 de noviembre de 2011

Libros que me gustan


CON LAS MANOS EN LA MUSA

La cocina y la escritura se parecen en... Y aquí, cada cual que escriba lo que piense. Seguro que reunimos un montón de elementos comunes entre ambas.
Yo me quedo hoy con la originalidad. Tanto en cocina como en escritura, yo agradezco la originalidad, independientemente del tipo de plato/historia que la encarne. Y una manera de ser original es unir en un texto las dos disciplinas para construir un libro de recetas que sea a la vez un menú o una carta de platos tan disparatados como imposibles o emocionantes. Y si, además, sirve para transmitirlo; es decir, usarlo para motivar a otras personas (en nuestro caso, lectores y escritores), el círculo se cierra y la obra es perfecta, redonda, de chuparse los dedos (o los ojos).

Los dos libros que me han servido para reflexionar sobre esto son:

Sopa de sueño y otras recetas de cococina, de José Antonio Ramírez Lozano, con ilustraciones de Riki Blanco (Kalandraka,2004).

Recetas de lluvia y azúcar, de Eva Manzano y Mónica Gutiérrez Serna, (Thule, 2010).

Sopa de sueño es más "normal", porque tiene la estructura y el desarrollo de un libro de recetas, con primeros y segundos platos y postres; el componente literario y original está en los materiales usados y en el proceso de elaboración de los platos, como helado de lágrimas o las cremalleras a la plancha.
Un ejemplo: 
Cremalleras a la plancha 
Las cremalleras son del género saurio y de sangre fría, pero exquisitas a la plancha. Quien va al mercado sabe bien de sus cualidades y siempre trae una en su bolsa o monedero. Se preparan fácilmente. Su piel se abre sólo con tirar de una escamita. Basta con un poco de sal.

Recetas de lluvia y azúcar es un catálogo de sentimientos y emociones (ira, culpa, felicidad, espiritualidad, miedo...). Cada doble página está estructurada en tres partes: descripción del sentimiento, receta para vivirlo o librarse de él e ilustración que recrea el sentimiento tratado. En esa estructura se intercalan capítulos dedicados a las guaridas, las casas, el lenguaje y el mapa de las emociones.
Un ejemplo:
El rencor 
Para no ser rencoroso se recomienda tener un traje o un vestido que tenga nueve bolsillos. Como sirven para guardar cosas, da igual el color. Sólo importa que haya uno que esté descosido. Así podrás guardar el rencor y después alegrarte de haberto perdido.
Receta para no guardar rencor
1. Asa castañas a la intemperie. Conpártelas con alguien y no discutas si te toca la castaña más pequeña.
2. Espolvorear dos o tres cucharadas de olvido (hierba que crece en la memoria).
3. Llenarse los zapatos de piedras y comprobar que se anda mucho peor.
4. Escribe un principio y ofrece un final.

Las ilustraciones de Sopa de sueño representan escenas relacionadas con el plato a preparar, con viveza y un toque infantil. Las de Recetas de lluvia... son bastante más complejas y aportan la visión, muy creativa, de la ilustradora sobre la emoción tratada,  gracias en parte a la mezcla de técnicas y materiales. Es este un ejemplo claro de cómo un álbum ilustrado puede convertirse en un triple libro: el del texto, el de las ilustraciones con el texto y el de las ilustraciones por sí mismas.

Son dos libros tan distintos y a la vez tan parecidos que los he recordado unidos cuando he pensado en material para trabajar la fantasía y el surrealismo en un taller de escritura. La extrañeza como material literario me parece uno de los mejores recursos para que el escritor active su creatividad y estos dos libros son ideales para eso. Uno, más dinámico y divertido; otro, más reposado e íntimo, quizá más abierto a diferentes tipos de lectores.


Edades recomendadas: a partir de 10 años, negociables.


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