Mi vecina Felicidad, Feli, vino para contarme dos ocurrencias poselectorales y prenavideñas. "Me han dicho que este año Papá Noel querrá que lo llamen Don Papá Noel, irá vestido de azul blandito y de su trineo tirará una bandada de gaviotas en lugar de los acostumbrados renos", fue la primera, con el añadido: "los nombres de las gaviotas los dejo a tu imaginación".
La segunda fue más sorprendente, por la implicación tecnológica. "Me han dicho también que el regalo más solicitado esta navidad será un revolucionario aparato chino llamado No-iPhone-do (chiste fonético, me explica por si acaso), especial para momentos de crisis globales, que permite hablar con cualquier dios y pedirle la salvación del género humano causante de tanto desastre, o sea, la salvación del cero coma por ciento de la humanidad, más o menos. La campaña de promoción del No-iPhone-do avisa de que lo bueno del aparato es la posibilidad de hablar con cualquier dios, no la de conseguir su intercesión en la solución del desaguisado. Al parecer, la respuesta es estándar y consiste en un meditado circunloquio sobre el libre albedrío, la invención del mercado financiero y la siempre delicada combinación entre ética y desarrollo".
El chiste no me pareció demasiado bueno, pero la explicación de Feli fue tan elaborada que se merecía este espacio. Yo aporté mi granito de arena diciendo que, seguramente, las pilas de ese aparato revolucionario serán pilas inagotables, ¿no?, "eternas, y bautismales, para que nadie se sienta excluido y pueda disfrutar de sus servicios inmediatamente".
Feli rio a la vez que me mostró dos documentos digitales en su "No-hay-fondo" de fabricación casera. Uno es un libro en pdf titulado Hay alternativas, de los autores Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón, en el que se repasa la crisis en todo su esplendor y se plantean soluciones alternativas a las neoliberales. El otro es un vídeo en Youtube del periodista y escritor argentino Adrián Salbuchi, en el que nos explica la manipulación que una élite poderosa ejerce sobre la población en la gestión, congestión y gestación de las crisis económicas.
Y es que las ciencias avanzan que es una barbaridad.
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