TEORÍA DE UNA IMAGINACIÓN
Para Elena
Imagina que te alimentas de celulosa y suplementos dominicales.
Imagina que orinas aguardiente.
Imagina que puedes enfermar
Imagina que puedes enfermar
de lo que quieras,
que eres un titán,
una criatura mítica,
un coloso devorador
de helados y tortillas de espinacas.
Imagina que puedes divisar el océano
desde cualquier tejado,
desde cualquier poste de teléfono,
incluso desde la profundidad sospechosa
de las alcantarillas.
Imagina que tienes el poder
de cambiar el color de los semáforos,
que puedes atravesar atmósferas,
cortar el aire.
Imagina que eres una diosa y te inventas otro Génesis,
que rescribes la Biblia desde tu ordenador.
Imagina que puedes volver a bautizar la realidad,
ponerle nuevos nombres
a los teléfonos,
a los destornilladores.
Imagina que señalas el mundo
por primera vez
y descubres el sabor de las baldosas del pasillo.
Imagina que puedes sentir la vida
que eres un titán,
una criatura mítica,
un coloso devorador
de helados y tortillas de espinacas.
Imagina que puedes divisar el océano
desde cualquier tejado,
desde cualquier poste de teléfono,
incluso desde la profundidad sospechosa
de las alcantarillas.
Imagina que tienes el poder
de cambiar el color de los semáforos,
que puedes atravesar atmósferas,
cortar el aire.
Imagina que eres una diosa y te inventas otro Génesis,
que rescribes la Biblia desde tu ordenador.
Imagina que puedes volver a bautizar la realidad,
ponerle nuevos nombres
a los teléfonos,
a los destornilladores.
Imagina que señalas el mundo
por primera vez
y descubres el sabor de las baldosas del pasillo.
Imagina que puedes sentir la vida
de todas las paredes sólo con posar la mano,
que oyes el rumor del universo al expandirse.
No sé si me explico, pero imagina
que me entiendes,
que me lees el pensamiento por las noches
y no dejas nunca de llorar.
Imagina que puedes introducirte por las gargantas
de todos los desconocidos,
que tus pensamientos
adquieren una densidad determinada,
como la madera de los violines.
Imagina que el hombre del telediario
te da los buenos días cuando desayunas.
Imagina que nada está tan lejos.
Imagina que vives en Madrid.
Imagina que tienes el poder de despertarte
cada día
con una carcajada.
Imagina que te tumbas en la hierba de los parques,
que tus pies son muy pequeños,
que nunca tienes prisa por comprar el pan.
que oyes el rumor del universo al expandirse.
No sé si me explico, pero imagina
que me entiendes,
que me lees el pensamiento por las noches
y no dejas nunca de llorar.
Imagina que puedes introducirte por las gargantas
de todos los desconocidos,
que tus pensamientos
adquieren una densidad determinada,
como la madera de los violines.
Imagina que el hombre del telediario
te da los buenos días cuando desayunas.
Imagina que nada está tan lejos.
Imagina que vives en Madrid.
Imagina que tienes el poder de despertarte
cada día
con una carcajada.
Imagina que te tumbas en la hierba de los parques,
que tus pies son muy pequeños,
que nunca tienes prisa por comprar el pan.
Imagina que te gustan las historias.
Imagina que quieres aprender a ser
quien eres,
que te llamas Elena
y que siempre te inventas las palabras.
Imagina que quieres aprender a ser
quien eres,
que te llamas Elena
y que siempre te inventas las palabras.
Imagina que una tarde entras en una librería
y compras una guía de Guatemala.
Imagina la mitad de un elefante.
y compras una guía de Guatemala.
Imagina la mitad de un elefante.
Manuel del Barrio Donaire: Alguien que sea yo (Hacanamo, 2011)
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