Pablo Albo
Lucía Serrano
Edición: Thule, 2011
Si hace unas semanas hablaba de un hermoso libro en verso libre, El libro de Brun, ahora me voy al otro extremo para reseñar un libro lleno de rimas... lleno de rimas sin estar escrito en verso, es decir utilizando eso que estaba terminantemente prohibido cuando aprendíamos a redactar y que en retórica tiene un nombre para ponerse a mear y no echar gota, como decía mi padre: homeoteleuton.
Así empieza:
Una inquieta mariquita quiso conocer su planeta. Metió en una maleta su camiseta violeta, unas migas de galleta, un pedazo de chuleta, media croqueta (porque estaba a dieta) y, haciendo piruetas, partió en bicicleta.
Efectivamente, el libro nos cuenta el accidentado viaje de una mariquita desde la sandía en que vive hasta... Bueno, es un viaje para ella de dimensiones cósmicas, condicionado por los más extraordinarios elementos, aunque para nosotros no vaya más allá del parque o del jardín donde unos niños juegan a la pelota y una mujer lee un libro ilustrado.
El efecto principal del Homeoteleuton es la risa, la repetición de sonidos nos causa risa, por la exageración que supone y porque nos oblica casi a leer en voz alta un texto así; pero un efecto secundario es la prisa, por la tendencia a las enumaraciones y a la sucesión de palabras y frases parecidas, que aumentan el ritmo de lectura a la vez que el de los acontecimientos relatados. Todo esto lo sabe el autor, Pablo Albo, reconocido cuentista, y lo utiliza muy bien, así que risa más prisa, igual a lectura frenética.
Por otro lado, las ilustraciones de Lucía Serrano son tan movidas como la historia, cambian constantemente de punto de vista y enfoque, con ocurrencias admirables y una expresividad pasmosa (destacable la "pobre" Carlota víctima de las cosquillas). Y como cada página del libro está atravesada por una franja con el texto, la ilustración es doble en cada una, lo que permite jugar con ella como si fuese una pantalla múltiple en la que vemos dos planos diferentes de la misma escena.
Y no puedo olvidarme de un detalle que me gusta particularmente. La mariquita protagonista de esta historia es una auténtica mariquita, sin ojos, boca, extremidades... humanizadas; es un bichejo que nos emociona sin recurrir a esas a veces socorridas metamorfosis.
Es un álbum bien hecho, fresco, original y meditado. Un lujo editorial. Un álbum redondo, en todos los sentidos.
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