Hace unos cuantos años celebraba, y así lo expresaba por
aquí, la irrupción de UPyD en el panorama político. Destacaba el mérito de
abrirse paso en un sistema diseñado para las mayorías preestablecidas, dueñas y
señoras de presupuestos, superficies y medios electorales. Y mira por donde,
ahora llega Podemos y, en un tiempo récord, consigue mucho más y hace de los
pronósticos puré de incredulidad.
Adelantando por la izquierda, Podemos ha
dejado de piedra a todo quisque, por dos motivos principalmente: porque su
ascenso coincide con el descenso clamoroso de los dos partidos más poderosos y
porque ha conseguido adelantar al único partido que parecía ostentar la
representatividad de la izquierda en la arena política. Y, claro, las
reacciones han sido tan rápidas como vocingleras, comprensibles si las
relacionamos con el miedo a perder poder, decepcionantes cuando vienen de aquel
mismo partido que sufrió en sus carnes la dificultad de abrirse paso entre los
mastodontes. En cualquier caso, gratificantes para los artífices del asunto,
votantes y votados.
Cuanto más los acusan de populistas, de extremistas, de
bolivarianos, de proetarras…, mejor me caen y creo que los hacen más fuertes
porque quienes así vocean quedan, vuelven a quedar, en evidencia y alientan
esta inesperada corriente de aire fresco. Frente al repunte de la extrema
derecha en Europa, aquí ha surgido un movimiento de alto contenido social que
pretende remover posaderas y poltronas.
Contra el tarro de las esencias
ultraconservadoras del PP, contra la torpeza centrista y temerosa del PSOE,
surge Podemos. Por encima de hábitos y procedimientos anquilosados y
desprestigiados, ha triunfado la voz del hartazgo, la indignación y la
vergüenza, ha triunfado la señal inequívoca de que son necesarias muchas y
profundas reformas que saneen nuestro maltrecho sistema democrático.
Estos sí
que son brotes verdes, oiga.
4 comentarios:
Yo les he votado, querido amigo, y te puedo asegurar que hacía mucho tiempo que no lo hacía con tanta ilusión.
Estoy seguro de que esto irá a más. ¡Claro que se puede!
Un abrazo.
Yo también. Ahora me preocupan los arribistas, los topos y los trepas. Bueno, y a ver cómo concretan su línea en municipios y CCAA.
Pero creo que sí, efectivamente, se puede.
Pues yo iba a votar al juez Elpidio, el único de Europa con agallas para meter a un banquero en la carcel (dos veces), pero al final estuve de apoderado de Podemos. Era el único en un colegio con 14 mesas. Tuve problemas en más de una, claro, y en una hasta sacamos más votos que el Psoe.
La Historia no es para estudiarla, es para protagonizarla.
En Parla Este ganó Podemos en todas las mesas.
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