jueves, 16 de octubre de 2014

Ediciones Sompatas (XXV)


LA BIBLIOTECA DE BIBLIANA

La sompata Bibliana tiene una buena biblioteca en su casa. Siempre le han gustado los libros y les dedica mucho tiempo, dinero y espacio. En realidad son su pasión y, como suele pasar con las pasiones, Bibliana la culmina compartiéndola con los demás.
         Sus familiares, amigos y vecinos frecuentan su casa para ojear la colección y pasar un buen rato charlando con ella. Bibliana los invita a una infusión de rondelo o a un refresco de zarzo, y les permite llevarse prestados algunos libros.
Montaje de Alicia Martín
         Pero no todos los libros prestados le son devueltos a Bibliana. Familiares, amigos y vecinos suelen quedarse con los que más les gustan y se excusan ante la sompata con frases como: “es que quiero volver a leerlo”, “en unos días, querida, te lo llevo”, “es que es tan hermosa la historia que cuenta”, “si no te importa, se lo presto a mi Juligro, porque le va a gustar”, “es que es tan terrible lo que sucede en sus páginas”, “¿no te lo llevé el otro día?”...
         A la sompata Bibliana no le importa; incuso se siente feliz al ver el éxito que tienen sus libros entre sus familiares, amigos y vecinos. Sabe que los tratarán bien, que ellos también se sienten felices sabiéndose tan apreciados.
         Y como esto viene sucediendo desde hace bastante tiempo, podría decirse que la biblioteca de Bibliana está repartida por todas las casas del pueblo. Familiares, amigos y vecinos sompatas entran y salen de todas las viviendas llevando y trayendo libros... Es una biblioteca que siempre está algo desordenada, como ocurre con las buenas bibliotecas, y, lógicamente, hay ejemplares cuyo paradero se desconoce.




No hay comentarios: