La luz de la oscuridad, contradictoria,
inunda de igual manera mi vacío.
Me despierta con su baba el sudor frío
y tu ausencia ratifica su victoria.
Enfermo y abandonado, triste escoria,
desecho de sentimientos, desvarío
y grito tu nombre, ¡grito!, desde el río
ardiente donde me ahoga tu memoria.
Hasta el fondo me sumerge y me calcina
la potencia de tu ausencia tenebrosa.
Con el fango se confunden mis cenizas...
¡Desde el fondo resucito de mis trizas!,
mi memoria a tu memoria al fin fulmina
y el olvido podará mi triste rosa.
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