Del otro lado del árbol
Autora: Mandana Sadat
Edición: Fondo de Cultura Económica, 1998
No conocía este álbum de la ilustradora francesa de origen iraní Mandana Sadat, y ha sido toda una revelación. Hace falta más de una mirada para apreciarlo, seguramente, pero merece la pena.
Es un álbum sin palabras -o mejor dicho, de una única frase-, breve, limpio, extraño, que nos cuenta una historia de prejuicios y presuposiciones y resulta toda una reflexión sobre el poder de atracción de los cuentos.
Una niña se asoma al interior de una solitaria casa por una de sus ventanas. Ve a una mujer terrorífica que la hace huir y esconderse tras un árbol. La mujer sale de la casa y se recuesta en el otro lado del árbol donde se ha escondido la niña. Empieza a contar un cuento, “érase una vez…”, que cobra la forma y el volumen de un dragón, un dragón que flota en el aire e invita a la niña a jugar con él. Ella, por supuesto, acepta la invitación y es así como acaba compartiendo el mismo lado del árbol con la mujer, ahora bastante menos terrorífica, a pesar de su aspecto.
Tras leerlo, nos damos cuenta de que la autora ha apelado a la cultura literaria del lector para, una vez utilizada, llevarlo hacia otros derroteros amables y sugerentes.
Las ilustraciones son muy expresivas en un diseño arriesgado, cuyo resultado es espléndido. Sobre fondo liso, la simpleza de trazo de la niña y los elementos espaciales (casa, árbol, camino) contrastan con el volumen, el color y la expresividad de la mujer y el dragón-cuento (rojos y naranjas, expresión en ojos y bocas). La extrañeza que este desequilibrio produce en el lector al principio, con la primera lectura, se transforma en valor añadido: los elementos gráficamente más trabajados del álbum son los dos protagonistas literarios de la historia, los que nosotros, lectores-niña, debemos liberar de prejuicios y presuposiciones.
Una obra ideal para ver, observar, revisar y comentar.
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