El 10 de enero murió María Elena Walsh.
Pocos autores han conseguido revitalizar tanto y tan bien la poesía infantil como ella. Fue un descubrimiento vital para quienes leemos y escribimos obras infantiles y una caja de sorpresas: cuántas canciones oídas durante toda la vida han resultado ser suyas. El brujito de Gulubú, El reino del revés, La mona Jacinta, La vaca estudiosa… La vaca estudiosa, qué extraordinario cuento, qué historia tan bien contada. Recuerdo que me impactó, me emocionó en cuanto la escuché, sobre todo por el narrador (narradora), que forma parte del grupo de personas que se convierten en borricos por no estudiar. Genial, simplemente.
Aquí mi homenaje, que es el suyo:
La vaca estudiosa
(María Elena Walsh)
Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja, muy vieja,
estaba sorda de una oreja.
Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.
La vio la maestra asustada
y dijo: - Estás equivocada.
Y la vaca le respondió:
- ¿Por qué no puedo estudiar yo?
La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.
Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos
nos convertimos en borricos.
Y en ese lugar de Humahuaca
la única sabia fue la vaca.
Y aquí, un vídeo con la canción.
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