martes, 22 de febrero de 2011

Libro de los errores



Esther recupera a sus amigos, de Annemie Berebrouckx. Edelvives, 2003. Traducción de P. Rozarena.

Esther es extremadamente alta, lo sabemos por las ilustraciones, exclusivamente, y esa altura hace que no se integre con sus amigos, quienes terminan por abandonarla. Cuando se encuenra sola, observa que sus amigos hacen lo mismo que hacían con ella, pero mejor, sin la incomodidad de tratar con alguien de "otra dimensión". Es en ese momento cuando Esther... ¡¡¡decide quitarse los zancos que sempre ha llevado puestos y que son el motivo de su extremada altura, ay, y de su soledad!!!
Resulta que, sin ninguna referencia a ello en el texto, la altura de Esther era expresión de su complejo de superioridad, de su altísimo egocentrismo. Pero, claro está, si durante el relato no hay ninguna referencia al carácter de Esther, si no se utiliza eso que en literatura es tan adecuado y que se llama motivo literario y que sirve para dar pistas, anunciar acontecimientos, giros, giños o sorpresas, el resultado es el de un as en la manga, una trampa, un engaño efectista y maniqueo. Y el relato naufraga con todas las de la ley.
Se nos escamotea un dato fundamental que, además, influye en el nivel de lectura: pasamos de una lectura literal (la altura de Esther), a otra metafórica (Esther se siente superior); pasamos de una historia de discriminación (Esther, al principio parece ser la víctima: su altura la deja sin amigos) otra de egoísmo (la altura de Esther es provocada por ella misma para estar por encima de los demás), sin ninguna justificación.
Habría bastado mostrar algunos rasgos del carácter de Esther en las ilustraciones (solo hay una ilustración que alude a su egoísmo: cuando camina delante de su amiga cargada con los paquetes de las compras; pero es la única, por lo tanto no sabemos cómo interpretarla), o una simple alusión textual, ¡una!, al carácter de la protagonista, para que todas las piezas encajasen y la historia resultase... honesta.




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