Julia, la niña que tenía sombra de chico
Texto: Christian Bruel y Anne
Galland
Ilustraciones: Anne
Bozellec
Traducción: Antonio
Ventura
Edición: El Jinete Azul, 2011
Julia no se comporta como las demás chicas, eso le
reprochan en casa constantemente. Una mañana descubre -ella así la ve- que
tiene sombra de chico, una sombra que, además, es bastante desobediente. Julia
huye, se esconde y se encuentra con un chico a quien constantemente reprochan
que llore como una chica.
Este álbum, publicado en Francia en 1976, resulta
sorprendente por varios motivos. El primero es el tema, el choque entre la
propia identidad y los estereotipos sociales, y el modo de ser tratado; el
segundo es el diseño, cuidado al detalle, con fuerza, espléndido en cada
página; el tercero es la complicidad entre el texto y las ilustraciones y,
sobre todo el juego interno en las ilustraciones entre Julia y su sombra, que
se rebela, se burla, juega...
Tratar temas tan delicados y serios como la
búsqueda de uno mismo, la incomprensión, la soledad, el crecimiento…, sin caer
en el adoctrinamiento o en el exceso de didactismo, o por defecto, sin caer en
lo anecdótico o lo parcial, es difícil y se ha de ser valiente. Este libro lo es
y lo consigue siendo atrevido y algo transgresor textual y visualmente, con alguna
referencia sexual que en su día fue censurada en este país.
Otro acierto es el final.
Una historia de este tipo, sobre este tema, no
puede concluir cerrando la puerta; de hecho no pude concluir, sino acabar en
puntos suspensivos, como señal de que todo está por hacer, aunque el primer
paso, quizá el más difícil, el de la toma de conciencia, sea el que se dé aquí.
Una historia de este tipo debe progresar hasta propiciar un cambio que abra la
puerta al final. Este libro así lo hace, Julia se aleja, encuentra su alter ego y regresa con la fuerza
necesaria para seguir luchando. No sabemos a ciencia cierta qué pasará a partir
de ahora, pero imaginamos que la seguridad recién adquirida será una buena arma.
Una historia de este tipo, sobre este tema, no
puede concluir cerrando la puerta; de hecho no pude concluir, sino acabar en
puntos suspensivos, como señal de que todo está por hacer, aunque el primer
paso, quizá el más difícil, el de la toma de conciencia, sea el que se dé aquí.
Una historia de este tipo debe progresar hasta propiciar un cambio que abra la
puerta al final. Este libro así lo hace, Julia se aleja, encuentra su alter ego y regresa con la fuerza
necesaria para seguir luchando. No sabemos a ciencia cierta qué pasará a partir
de ahora, pero imaginamos que la seguridad recién adquirida será una buena arma.
Es un libro muy serio, necesario, felizmente
rescatado por El Jinete Azul, editorial que viene haciendo, entre otros, un
trabajo de recuperación de descatalogados extraordinario.
Edad recomendada: a partir de 6 años.
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