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Al habla Feli, ¿quién? (...) Ah, Carlos, precisamente
contigo quería
hablar (...) Sí,
majo, eso es, este mes quiero escribirla yo (...) Claro que lo sé, sobre el deporte de élite (...) Como una conversación telefónica, pero solo se me oye a mí (...) Por supuesto, Contador el
primero, pero hablo de todos ellos (...) Sí, cuestiono el deporte de élite, el exceso que supone, la exageración y la contradicción que es hacer del deportista un
profesional (...) Ja, qué
bueno, la obsolescencia programada, como con los electrodomésticos, a los treinta se acabó lo que se daba, ¿no? Por no hablar de los agravios
comparativos entre deportes (...) No me digas que no es para troncharse de la
risa. ¿Te
lo imaginas? Oye, tú
qué haces. ¿Yo? Corro los cien metros lisos una vez
al mes. ¿Y
eso da dinero? Si bajas de los diez segundos, te forras, ¿y tú? Pues acabo de pedalearme más de tres mil kilómetros en veinte días y saco un sueldo normalito, si no se
raja el patrocinador, claro. Nos vemos a los treinta. Vale, te haré descuento en mi tienda de deportes. Yo,
te invitaré
a mi mansión
en California (...) Sí,
ríete, pero no me extraña que se dopen, si soy yo viéndolos y me dan ganas de meterme de
todo, hombre (...) Claro que es una locura, pero es que es lógico, si pides el máximo rendimiento, atente a las
consecuencias. El doping es una mierda, pero el cuerpo a los cincuenta hecho
papilla por los entrenamientos y las exigencias bestiales también es una mierda (...) Sí, y las cabezas, que acaban fatal (...) ¿Que no hay dinero que pague eso?, sí que lo hay, y a espuertas. Es de locos
permitir que el deporte mueva tantísimo dinero, es una contradicción esencial, como dirías tú. Habría que cambiarle el nombre, eso no es
deporte (...) Pues lo salvo por imágenes como la de la Vuelta a España, con Contador reverenciando a Valverde
y al Purito Rodríguez en el cajón más alto del podio (…) Esa es la imagen, sí.
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