jueves, 21 de marzo de 2013

"Deberes" democráticos


Y un buen día llega un general y declara que la patria es un sentimiento, mucho más antiguo que la democracia y mucho más valioso que la Constitución, que "solo" es una ley (el entrecomillado es mío; él lo dijo así, sin más), y por lo tanto, el ejército debe defenderla, a la patria, su patria, como sea. Es posible que a ese idiota le caiga un puro por romper la neutralidad debida. 
Otro día, mucho antes del anterior, otro señor, este es presidente del gobierno, afirma que no ha cumplido sus promesas electorales, pero ha cumplido con su deber, y con la afirmación deja caer que el deber tiene preferencia sobre la promesa, independientemente de quién sea el encargado de valorar uno y otra. A este listo no le caerá más puro que el que se fume, habano seguramente. 
Otro día más, en un país llamado Italia, la momia de Berlusconi, tan incorrupta como rellena de corrupción, considera su deber presentarse a las elecciones para salvar también a su patria, y mira por donde consigue ganar en el Senado y ser segundo casi primero en el Congreso.
Son tres ejemplos de "deberes" democráticos interesantes. Uno, el del militar pseudogolpista que no dudaría en cargarse la democracia para, según él, salvarla. Otro, el establecimiento de prioridades unilaterales y subjetivas que cuestionan y relativizan la democracia, y que abre la puerta a tipos como el primero. Y otro más, el uso del privilegio democrático llamado inmunidad parlamentaria, que permite no solo eludir la cárcel, sino acceder de nuevo al poder gracias al absurdo voto de unos seguidores absurdos (eso es un modelo a seguir y no los de la semana de la moda de Milán).
En el fondo nos gustaría ser como todos ellos, a que sí. Bueno, creo que ya lo somos. Esa es la actitud que nos gusta, la que justificamos más fácilmente, la que se ha convertido en normal. La democracia mola, como la abolición de la pena de muerte o de la esclavitud, por poner algunos ejemplos extremos, pero solo cuando las cosa va bien, porque si la cosa se tuerce, entonces, nuestro deber es asumir nuestro deber y salvar a la patria, como sea, cueste lo que cueste, ejecutando a binládenes o esclavizando a trabajadores.
No, lo siento, prefiero aliarme con todos los Beppes Grillos posibles que se alcen contra los idiotas, los listos y las momias. Ojalá.


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