Gudrun Mebs
Ilustraciones de Beatriz Martín Vidal
Traducción de Moka Seco Reeg
Edición: El Jinete Azul, 2011
Birgit tiene cáncer, es ingresada en el hospital y
operada, pero la enfermedad se extiende y la niña muere.
Es su hermana pequeña quien narra la historia,
desde la curiosidad, la ingenuidad, el desconcierto y la ignorancia. La
familia, los padres y la abuela, se vuelca con la enferma y ella, la niña sana,
debe seguir con su rutina diaria al mismo tiempo que registra y trata de
entender la extraordinaria situación que rodea ahora su vida.
El hecho de conocer la historia a través de una
narradora infantil da lugar a varios efectos narrativos interesantes. Uno es el
contraste entre el dramatismo de la enfermedad y el dolor que afecta al lector
adulto y a los personajes adultos de la obra, frente a la distancia, la levedad
con que la percibe la hermana pequeña. Otro es la selección de información con
se construye la trama, que acerca al lector a la situación de la hermana pequeña
para conocer y valorar lo que está ocurriendo, por ejemplo que las cosas que
para nosotros son importantes no tienen por qué serlo para ella, o que hay
cosas que no podemos conocer, porque las fuentes de información son limitadas.
Contar una historia como esta desde ese punto de
vista permite aligerar la carga dramática, jugar con las omisiones, abrir el
paso incluso a la sonrisa, utilizar la ingenuidad… Elementos convenientes,
seguramente, para llevar historias como la de Birgit a la literatura infantil, pero
también para enriquecer la narración con otros componentes distintos a los
dramáticos; por ejemplo, exponer la soledad y la falta de información y de
explicaciones con que la narradora vive en casa, frete a la atención e incluso
la importancia con que se siente fuera, en el colegio, o apreciar que para la
narradora es más dolorosa la soledad y desatención con que es tratada por su
familia que la muerte misma de la hermana.
Además de todo esto, otros aciertos de Gudrun Mebs son la brevedad, que elude la recreación y obliga a una selección de hechos y
pasajes muy concreta, y el lenguaje utilizado, sencillo y directo.
Las ilustraciones de Beatriz Martín Vidal son un
valor añadido. El juego de colores, grises y pardos para la niña enferma y
flores azules que para la enfermedad, y la única figura de, podemos decir que es
ella, Birgit, siendo invadida y finalmente convertida en pétalos azules, son todo un acierto y están llenas de fuerza y expresividad.
El Jinete Azul ha editado un libro valiente y muy cuidado, una obra que como lector aprecio y agradezco. A veces la literatura consiste en un viaje tan doloroso como necesario para la reflexión y este es un hermoso ejemplo de ello.
Edad recomendada: a partir de 9 o 10 años.
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