viernes, 3 de mayo de 2013

El problema de los libros


Me pregunto si no hay un montón de creencias bobas alrededor de la educación superior. Nunca he conocido a nadie que por ser hábil con los logaritmos y otras formas de poesía fuera más ducho lavando platos o zurciendo calcetines. He leído todo lo que he podido y me niego a “admitir impedimentos” para amar los libros; asimismo, he conocido a muchas personas buenas y razonables echadas a perder por exceso de letra impresa. Por otro lado, leer sonetos siempre me ha provocado hipo.
¡Nunca quise ser escritora! Y, sin embargo, creo que hay algunos detalles divertidos en mi historia con Andrew, la historia de cómo los libros acabaron con nuestra apacible vida.
Cuando John Gutenberg, cuyo verdadero nombre era, según el profesor, John Gooseflesh, pidió prestado un dinero para montar su imprenta arrojó al mundo un montón de problemas.


Christopher Morley: La librería ambulante (Periférica, 2012)
Traducción de Juan Sebastián Cárdenas


No hay comentarios: