Yo
había estado en Heidelberg en un par de ocasiones tomando notas y fotografiando
las casas y las esquinas sobre las que pensaba escribir en una novela que aún
no se llamaba "El comienzo de la primavera" y había procurado ser tan
riguroso con la información acerca de la ciudad como me fuera posible. Un
tiempo después, con la novela ya escrita, me pregunté por qué me había tomado
el trabajo de documentarme de aquella forma, puesto que era posible que los
lectores del libro -si el libro tenía lectores algún día- no tomasen en cuenta
esos detalles y no esperasen de ellos ningún tipo de relación estrecha con la
realidad, pero pensé que eso no tenía importancia, que caminar por Heidelberg
tomando notas había sido importante porque había hecho creíble para mí la
historia y que posiblemente ése era el único requisito realmente ineludible
para que la historia fuese creíble para otros. Quizá fuera así como funcionaba
siempre.
Patricio Pron: "Diez mil hombres",
en La vida interior de las plantas de
interior (Mondadori, 2013)
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