Como
el nuevo era vecino mío en el dormitorio, una noche, antes de que tocasen
silencio, le pregunté qué era lo que encontraba de interesante en aquellas
novelas, que ni se enteraba de los timbrazos. Estuvo callado un rato y por fin
me dijo que leer una novela era como alejarte de todo lo que te rodeaba de
ordinario, penetrar en otro mundo.
-
Te olvidas de las palabras que vas leyendo y entras en sitios verdaderos, con
gente que habla y hace cosas, corres aventuras, es un viaje secreto -murmuró,
antes de darse la vuelta y ponerse a dormir.
José María Merino: El viaje secreto (Anaya, 2003)
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