jueves, 20 de marzo de 2014

Cuento


Y en el preciso momento en que ella se había girado, lo miraba y acercaba su rostro hasta rozar sus labios, la pantalla del ordenador se apagó.
La factura del arreglo lo convenció de que el inoportuno suceso fue una avería y no un fundido en negro con olor a censura electrónica.



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