martes, 14 de julio de 2015

Cuento


DE MEMORIA

Nunca podría olvidar aquel momento en que vio nacer a su hijo, cuando lo tomó entre sus brazos y pudo observar tranquilamente y con toda la emoción aquel cuerpecillo nuevo, la cara roja y arrugada, el pelo tan negro, las manos diminutas con los dedines cimbreándose como lombrices. Así se lo repetía orgulloso y digno ahora, cuarenta años después, a aquel señor que decía llamarse como su hijo, pero que sin duda alguna no era su hijo, porque lo recordaría.


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