MEMORIA
Se quedó sin memoria. Por ese motivo decidió
leer los libros de un tirón, sin dar tiempo al olvido a tragárselo todo, voraz,
y dejarlo desamparado. En cuanto lo terminaba, depositaba el libro sobre la
mesa y dormía un sueño blanco y espeso. Cuando de nuevo sentía la necesidad
ineludible de la lectura, tomaba el libro que había sobre la mesa y lo leía de
un tirón. Siempre el mismo, a no ser por ella, la desconocida que cada día se
lo cambiaba por otro.
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