viernes, 29 de diciembre de 2017

Dos nuevos libros


Coinciden en el tiempo dos nuevos libros míos. Son dos propuestas diferentes, muy diferentes, tanto por el género, como por los destinatarios y los canales de difusión.
Uno es un poemario escrito a medias con otro autor, Eugenio Ayllón, e ilustrado en blanco y negro por Antonio Cerrato. Su título, Sobre la mesa, dos tazas. Cuaderno de retos. Es un libro para lectores adultos, fruto de muchos martes de retos poéticos, café y charla matinal, editado estupendamente por Susana Noeda, responsable de la editorial Adeshoras. Este libro se puede adquirir en cualquier librería y a través de la web de la editorial.

Os dejo aquí una muestra, con ilustración en color: 

GRIFO QUE GOTEA (HAIKU)



Gotea el grifo
como un reloj doméstico
de tiempo en fuga.
(Carlos)

Sueño utopía
que un gran grifo gotea
sobre Etiopía
(Eugenio)





Otro se titula Vida sompata (título coincidente con un libro anterior, editado por la Diputación de Cuenca, y que he decidido sea recurrente para todos los que pueda escribir alrededor de estos seres simpáticos, originales, maniáticos... sorprendentes, que son los sompatas). Es un libro infantil, recomendado a partir de 8 años, editado en la colección La Vaca Voladora de Ianua Editora. Más modesto que el anterior, también está ilustrado en blanco y negro, pero la autora es teste caso es Mari Carmen Llanas, una maestra extraordinaria, ya jubilada, que conocí por medio de mi amigo Carlos Candel y que ha plasmado su personal visión de los sompatas de manera, a mi juico, original y emotiva. Contiene diez aventuras que comparten la visión del mundo limpia y sencilla, a la vez que propensa a la extrañeza y al humor.
Este libro sólo se puede adquirir en Amazon o con petición directa al autor o al editor.

Os dejo aquí una se sus aventuras, con la ilustración en color: 

CADA MAÑANA

El sompata Robelús sale de casa con nervios. No sabe por qué, pero siempre sale de casa con nervios. En cuanto pisa la calle siente un latigazo que le sube desde el zapato hasta la gorra, atravesando todo su cuerpo, y ya no hay forma de parar. El latigazo lo desequilibra y para no caerse se agarra a lo primero que pilla, que resulta ser un sompata grande y gordo de color morado, llamado Glorio y que además es su padre.
Cuando Robelús se agarra a Glorio, ambos se elevan por el aire como si fueran dos globos siameses. Pero antes de que se alejen demasiado hacia la atmósfera, la sompata Mirilla, famosa por su buena puntería -y por ser madre de uno y esposa de otro-, les dispara una flecha que les da de lleno y los va vaciando de aire.
Y, claro, no bajan hacia la tierra, sino que salen disparados en todas direcciones, hasta que se vacían del todo y caen en medio de una selva llena de peligros, como el temible Chupolor, que se alimenta de sompatas miedicas, a los que les chupa el color hasta dejarlos transparentes; o la feroz Atizasca, que salta sobre su presa y de un zarpazo le pinta todo el cuerpo de gris, cosa que a los sompatas les da pavor, porque odian el gris, color sinsustancia y triste como un día sin sol ni música.
Robelús y Glorio se camuflan con hojas y barro y logran salir de la selva sin demasiados apuros. Pero ahora se encuentran en medio de un feroz combate entre los somperros y los gapatas, que luchan por el tesoro de la montaña Tamaña. Somperros y gapatas combaten a gritos, rugidos y maullidos, cada cual más insoportable, hasta que uno de los dos bandos se rinde porque no oye nada de nada.
Robelús y Glorio se tapan los oídos con las manos y corren, corren como liebres hasta el otro extremo del campo de batalla, hasta que se alejan tanto que dejan de oír los gritos, los rugidos y los maullidos.
Entonces regresan al barrio y descubren que han llegado a la escuela.
Al despedirse, Robelús da un beso a su padre Glorio y le dice:
- Jo, papá cada día cuentas historias más alucinantes. Lástima que el trayecto sea tan cortito. 

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