Así titula Alberto Olmos el capítulo dedicado a nuestro oficio en su novela Trenes hacia Tokio, y esta es la peculiar opición que expresa David, el narrador protagonista, sobre él y quienes los desempeñan, mujeres en su caso:
Las bibliotecarias son las trabajadoras del mundo que más pinta tienen de estar haciendo lo que hacen como podrían estar haciendo cualquier otra cosa. Yo siempre me quedo mirando a las bibliotecarias y pensando qué otra cosa podrían estar haciendo. Manosear libros es algo para lo que evidentemente no ha nacido nadie. La de bibliotecaria no es una vocación, sino una renuncia.
Por otro lado, perversiono a menudo con la idea de ser violado por una banda de bibliotecarias, sobre una mesa de biblioteca y con todas las novelas de William Faulkner encima, abiertas a coro por la página 33.
5 comentarios:
este libro fue el primero que leí de Alberto Olmos, y aunque él no esté de acuerdo, creo que es su mejor libro.
yo también he soñado ser violado por un grupo de bibliotecarias :)
Eso dice mucho de tu idea de bibliotecaria, ¿no?
eso dice mucho de mí :D
Pues no se me habia pasado por la imaginaclón.
Aunque ahora que lo pienso.....
Es lo que pasa cuando se desempeña un trabajo de riesgo...
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