martes, 26 de abril de 2011

Madur(h)ez (versión optimista)

Será una jornada especialmente emocionante, histórica. Serán las primeras elecciones que se celebren después de la última reforma, llevada a cabo con el consenso de todas las fuerzas políticas, y estamos completamente preparados para nuestra cita.
Es emocionante vivir que, tras varios decenios de favoritismo autonómico, por fin se ha recuperado la máxima fundamental: “una persona, un voto”.
Es excitante comprobar que los partidos han repoblado sus listas con nombres de prestigio técnico, profesional e ideológico, lo cual ha de mejorar considerablemente la gestión en todos los ámbitos administrativos.
Es apasionante saber que por fin vamos a votar listas abiertas, una hermosa consecuencia de las últimas acciones contra el apoltronamiento, el transfuguismo y el enchufismo.
Es inspirador imaginar que, desaparecidos el senado y las diputaciones, las comunidades autónomas y los ayuntamientos han visto reducida su burocracia e incrementados sus recursos, lo cual permitirá ofrecer una buena cantidad de servicios de calidad.
Es satisfactorio suponer que la limitación de los cargos de confianza a un afiliado, un amigo, y un cuñado también propiciará mayor eficiencia en la administración y una remozada ilusión en el cuerpo de funcionarios.
Es placentero ver que con la nueva disposición que limita al máximo los presupuestos electorales y reparte equitativamente los espacios tanto físicos como multimedia entre todos los partidos, la campaña ha sido ejemplar, muy disputada entre todas las fuerzas políticas, no solo entre dos.
Es loable que la madurez crítica de la población haya hecho impensables las promesas fatuas y las actuaciones oportunistas como argumentos para conseguir votos.
Es, en fin, como se decía en los tiempos remotos, para estar más contentos que unas pascuas... Y luego dice mi churri que no soy romántico.

2 comentarios:

RAFAEL DE LA CALLE dijo...

Ya me extrañaba a mi. Carlos, de tanto escribir cuentos y además leerlos, has pasado a figurartelos. Bueno a lo mejor, a lo mejor como en La historia interminable, consigues salvar el mundo de la fantasia. !INSISTE!

Odal Orto dijo...

Si el mundo se puede salvar a voces, habrá que vocear. Y si no se puede, pues también.