jueves, 26 de abril de 2012

libros que me gustan


Minimalario
Autores: Pinto & Chinto
Edición: Kalandraka, 2011

114 historias de animales son muchas historias y muchos animales. Por breves que aquellas sean, necesitan de vueltas y revueltas imaginativas, para evitar que la empresa se desinfle por el camino.
Pinto & Chinto son David Pintor y Carlos López, trabajan en La Voz de Galicia con una viñeta diaria, además de trabajar, ya juntos, ya por separado, en diferentes proyectos literarios. 
En Minimalario, consiguen desplegar todo un catálogo de ingenio, humor, naturalidad y extrañeza a partes iguales, sobre la fauna más variada. Bajo la encillez de estas historias brevísimas narradas sin alardes retóricos (si bien esto ya es un alarde retórico), se nota el trabajo de inmersión en la personalidad de cada animal elegido. Es algo que se me antoja necesario para escribir sobre cualquier personaje, independientemente de su naturaleza humana o no, animada o no. Pensar como ellos, ponerse en su lugar, ofrece la información necesaria para, después, contar e ilustrar su breve peripecia de forma clara y concisa, a veces con ingeniudad, a veces con brusquedad, a veces con un descaro que parece querer decir, "ahí queda eso".
Algunos relatos son admirablemente ocurrentes:

Este era un ciervo que perdió un cuerno en una pelea. Colocó en su lugar un perchero. Sujetándolo con cinta adhesiva. Pasado el tiempo, un leñador encontró el cuerno en el bosque. Lo llevó a su casa y lo usó como perchero.

Otros son lógicos:

Este era un pez globo que siempre iba con mucho miedo y nadaba co cuidado. El pez globo nadaba con cuidado porque tenía miedo de toparse co un pez aguja.

Otros son hiperbólicos, o se interrelacionan, o son tan humanos...

Este era un camaleón que no sabía cambiar de color. Viendo que los demás camaleones sí podían, se ponía verde de envidia. A veces se burlaban de él, y se ponía rojo de ira. Llegó a enfermar, y se puso amarillo. Con la fiebre deliraba, y creyó ver un fantasma, y le entró pavor, y se puso blanco. El pobre camaleón estaba negro. Para consolarlo, su madre le preparó una tarta enorme, y se puso morado.

Las ilustraciones de David Pintor, Pinto, son divertidas y en numerosas ocasiones se acercan a la caricatura, estilo perfectamente acorde con el tono planteado en todo el libro.

Edad recomendada: pues a partir de 7 u 8 años.


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