Estos jóvenes...

Los jóvenes y su imagen. Los jóvenes y su actitud. Los jóvenes y su rebeldía, su inadaptación, su abulia, su negación, su fama... En una ciudad como Parla -una de tantas, por otro lado-, con tantas carencias, pensada y desarrollada para adultos poco exigentes, el ocio indoor y el desapego; administrada para dificultar, directa o indirectamente, cualquier iniciativa al margen del regazo institucional, la inscripción, la cuota; en una ciudad así, digo, es poco probable que surjan jóvenes inquietos, activos, comprometidos, provocadores, creativos y descarados que decidan reunirse para mostrar su trabajo, ese que realizan cotidianamente en sus ratos libres, en asociaciones, en academias, en escuelas o a su aire... Y es poco probable que, aun suponiendo que lo anterior ocurra, pueda interesar a un montón de gente, jóvenes y no tanto, que vaya a verlos y llene el patio de butacas y se entusiasme ante el despliegue artístico que inunde el amiente. Pues esto ha ocurrido en Parla, para deleite y gozo de quienes lo presenciamos. Ocurrió el 27 de septiembre en el teatro de la Casa de Andalucía, después de que se frustrase el intento de organizarlo durante las fiestas patronales, por culpa de no se sabe quién, o quiénes (o sí, pero poco importa). Ocurrió al margen de la información local y el interés político, gracias a la decisión juvenil y a la generosa actitud de los responsables de la Casa. Ocurrió la danza, el teatro, la música, el rap, el humor... al margen de la ley, de la ley de lo institucionalizado, de lo canalizado, de protagonismos, de burocracia, de recelos, de esa puñetera costumbre mediante la cual si no lo hago yo no lo hace nadie. Nos están marcando un camino que seguir y deberíamos tomar nota para construir una ciudad más fácil y más inquieta, como ellos proponen... Qué cosas, ¿verdad? Estos jóvenes...