Quién eres, Lector, cuál es tu edad, tu estado civil, tu profesión, tu renta, sería indiscreto preguntártelo. Asuntos tuyos, allá penas. Lo que cuenta es el estado de ánimo con que ahora, en la intimidad de tu casa. tratas de resta-blecer la calma perfecta para sumer-girte en el libro, alargas las piernas, las encoges, vuelves a alargarlas. Pero algo ha cambiado, desde ayer. Tu lectura ya no es solitaria: piensas en la Lectora que en este mismo momento está abriendo también ella el libro, y hete aquí que a la novela por leer se super-pone una posible novela por vivir, o mejor dicho: el inicio de una posible historia.
Italo Calvino: Si una noche de invierno un viajero.
Italo Calvino: Si una noche de invierno un viajero.
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