miércoles, 13 de julio de 2016

Agustín Fernández Paz


En este blog he hecho un par de referencias a Agustín Fernández Paz, que podéis ojear pinchando aquí.

Añado ahora, a modo de homenaje, este relato, tomado de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.


Cuentos por palabras [Fragmento] 



Recorte de periódico con una oferta de empleo

El caso del extraño empleado


-...

Buenas noches, don Pedro. Perdone que le llame a estas horas, pero es para decirle que hoy me he pasado todo el día haciendo las entrevistas a los candidatos que se presentaron para el puesto de representante. Mañana a primera hora le mandaré por mensajero un informe con el resumen de todas ellas.

-...

-Hubo bastantes. Se presentaron doce. Hace tan sólo un poco que he acabado con el último.

-...

-Pues si quiere que se lo adelante ya, en mi opinión, hay un candidato que merece el puesto muy por encima de los otros. Me parece que encaja a la perfección.

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-Sí, y tanto que me alegro. Que éste es oficio para el que no es fácil encontrar personas idóneas.

-...

-Es que algún problema sí que hay. Por eso le llamaba. Para consultarle.

-...

-Verá, no sé cómo decírselo. Pero es que me he encontrado un poco extraño mientras hablaba con el último candidato.

-...

-Mire, la cosa ya no empezó de manera normal. Le dije por teléfono que lo recibiría a las cuatro, y él insistió en que lo pasara para el final, para las ocho, cuando ya va el día vencido.

-...

-Sí, ya sé que eso no es nada raro. Podría ser que tuviese otro trabajo y no quisiera faltar una tarde a él.

-...

-Pero es que después, ya en el despacho, me ha pedido que cerrase las persianas, que le molestaba la poca luz que entraba. Y de verdad que debe ser cierto que le molesta, que estaba pálido; sin ánimo de ofender, como cualquiera de nuestros clientes.

-...

-¡Claro que hay de todo entre nuestros clientes, don Pedro! Es que no me he explicado bien. Me refiero a los difuntos, a los que ocupan nuestros ataúdes.

-...

-Sí, amable sí que lo es, y bastante. Se le nota que es de buena familia. Incluso me ha hablado de un conde que ha habido entre sus antepasados, o algo así.

-...

-¡No, qué va! Ha dicho que el sueldo era cosa secundaria. Que está dispuesto a cobrar algo menos, con la condición de que le dejemos dormir en nuestro almacén. Al parecer, está acostumbrado a dormir en sitios así.

-...

-¿Y por qué me pregunta por su ropa, don Pedro? Pues mire, va todo de negro, salvo el forro de la capa, que es rojo. Porque trae una capa, ¿sabe?, de esas tan elegantes que aún llevan algunos de esos personajes que salen en las revistas.

-...

-¡Sííí! Pero, ¿cómo sabe usted eso, don Pedro? ¡Justo como usted dice! Tiene dos dientes algo más largos, que bien se le ven cuando se sonríe. Ya me han llamado a mí la atención, no se crea.

-...

-¿Acento extranjero? Pues ahora que lo dice... Habla bien nuestra lengua, pero la verdad es que tiene un deje... Me ha dicho que ha pasado una temporada en... ya no me acuerdo dónde. Uno de esos países que andan ahora tan revueltos, con lo de la perestroika. Checoslovaquia o Rumanía... No me acuerdo bien; ya sabe que para esto de los nombres soy un caso.

-...

-Sí, anda por el almacén. Me ha dicho que quería ver los ataúdes que fabricamos. Yo, por mí, la verdad es que ya apalabraba hoy con él lo del empleo.

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-¡No me llame esas cosas, don Pedro! Yo ya sé que muy listo no soy, pero tampoco es para ponerse así conmigo.

-...

-¡¡Un vampiro!! ¿Y dice que atacan por la noche? ¿Que clavan los dientes en el cuello y luego chupan la sangre? ¡Por eso miraba tanto hacia mi cuello, hasta me lo ha alabado!

-...

-¡Don Pedro! ¡Que se ha ido la luz! No veo nada... ¿Sigue usted ahí, don Pedro?... ¡Están abriendo la puerta! ¡Hay una sombra! ¡Ahora veo el rojo de la capa!... ¡¡Don Pedr...!!

-...

CLICK.



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